FRUSTRACIÓN
- Kinder Dinos
- 23 oct 2020
- 3 Min. de lectura
El concepto de frustración se define como el sentimiento que se genera en una persona cuando no puede satisfacer un deseo, un proyecto, una ilusión o una necesidad, reaccionando a nivel emocional con expresiones de ira, de ansiedad, enfado, tristeza, etc.
Aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños puedan enfrentarse de forma positiva a las distintas situaciones que se les presentarán en la vida.
Vivir este sentimiento implica asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que deseamos y en el momento que lo deseamos. La frustración va de la mano con las expectativas, de manera que, entre más expectativa ponemos en algo o alguien, mayor es el nivel de frustración que podríamos experimentar.
Es importante que enseñemos a los niños a reconocerla y nosotros a identificar cuando los niños estén frustrados, ¿para qué?, para poder apoyarles a entender la diferencia entre lo ideal y lo real, de modo que ellos aprendan que el origen de la frustración no está en la situaciones externas, sino en la forma en las que ellos las afronten, es decir, en la actitud.

Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se sientan frustrados ante cualquier situación no favorece su desarrollo integral como persona, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a situaciones tanto de éxito como de fracaso. Existen teorías que defienden que, si no se enseña a los niños a aceptar los fracasos es posible que desarrollen una actitud agresiva reincidente.
Los niños con poca tolerancia a la frustración:
· Tienen dificultad para controlar las emociones
· Son más impulsivos e impacientes
· Buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata, por lo que, cuando tienen que esperar o postergar sus necesidades tienden a hacer rabietas o a llorar fácilmente
· Son exigentes
· Pueden desarrollar con más facilidad que otros niños ansiedad o depresión ante conflictos mayores
· Creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, les cuesta entender por qué no se les da todo lo que quieren
· Tienen baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad
· Manifiestan una tendencia a pensar de forma radical (algo es blanco o negro, no hay punto intermedio
Para prevenir las situaciones anteriores y conseguir que el niño tolere la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no ser permisivos.
A continuación te comparto algunas técnicas para apoyar al niño a tolerar la frustración:
· Dar el ejemplo ( actitud positiva de los padres ante los problemas)
· Educarlo en la cultura del esfuerzo (así aprenderá que esforzarse es la mejor vía para resolver algunos fracasos)
· No darle todo hecho (si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar su retos por si mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores)
· No ceder ante sus berrinches (si cedes antes ellos aprenderán que es la forma más efectiva de resolver los problemas)
· Marcarle objetivos ( enseñarle a través de ponerle objetivos realistas, a ir poco a poco logrando cosas)
· Convertir la frustración en aprendizaje (las situaciones problemáticas son excelente oportunidad para que el niño aprenda nuevas cosas y las retenga)
· Enseñarle a ser perseverante (si el niño aprende que siendo constante puede resolver muchos problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones)
En resumen, recuerda que la frustración es parte de la vida, aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla, superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuanto antes aprendamos, mejor.

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